Carta a un joven misionero

Hace unos meses la Delegación de Indonesia – Timor Leste, envió en misión a dos de sus estudiantes de teología, que también son dos de mis mejores estudiantes de la clase de inglés. Mientras que la mayoría de los misioneros no son enviados a misión hasta después de su profesión de votos o su ordenación, estos jóvenes están siendo enviados a misión aún siendo estudiantes. Yo también fui enviado a misión siendo estudiante, sin embargo mi asignatura fue diferente a la de ellos. Ellos se convertirán en miembros de la nueva delegación de Uganda-Tanzania, y yo regresaré a mi delegación en Estados Unidos. Ellos siguen el modelo de nuestro Padre general, quien fue enviado a misión en Japón a la edad de 24 años y se convirtió en miembro permanente de la delegación.

Su misión muestra la variedad de maneras en las que somos enviados. Algunos, como yo, son enviados por un corto periodo, otros se van por años, y algunos otros se irán en misión por el resto de su vida.

Antes de irse, los hermanos compartieron su temor de dejar su país por primera vez, y también su tristeza al no poder ver a su familia por muchos años, pero uno de ellos dijo, “algunas veces no me quiero ir, pero soy un misionero, e iré porque es Dios quien me está enviando”. Todavía no se iba y ya me estaba enseñando cómo ser un mejor misionero.

Antes de irse les escribí esta carta para darles más ánimo. (La palabra “adow” quiere decir “¡oh, no!” en indonesio).

Al tiempo de publicarse este blog, ellos ya habían llegado a su destino y están muy comprometidos aprendiendo de su nuevo hogar, cultura y una nueva lengua, swahili. Su página en facebook muestra fotos de ellos con jirafas al fondo,  esto refleja que están haciendo nuevos amigos.

Mi estimado hermano angloparlante,

Sé que en este momento estás sintiendo muchas emociones que nunca antes habías experimentado en tu vida. Y te sientas, emocionado, feliz, ansioso, fascinado, mistificado, asustado, y tal vez hasta petrificado (por favor busca el significado de las palabras que no sepas en el diccionario, quise darte una última lección ¡maestro Adow! :-O  porque durante los próximos meses el diccionario será tu mejor amigo(después de María y la Biblia, por supuesto).

Sin duda, esta es la decisión más grande que has hecho en tu vida hasta este momento, no te preocupes… tendrás muchas otras más como esta. Momentos como estos son como una práctica para dar nuestro “sí” final a Dios. ¡Y en este momento tú lo estás haciendo muy bien! Trata de asimilar todas las bendiciones y lo bueno de este momento. Por un momento, piensa en TODAS las personas que están orando por ti (tu comunidad, familia, amigos y por último yo). Esto es lo que ayuda a un misionero en los breves momentos de temor. Piensa que nuestra Madre María y su hijo están preparando un lugar para ti. Piensa en tus nuevos hermanos que te darán una calurosa bienvenida. En la gente que te necesita en África. La mejor manera para deshacerse del miedo es recordar tu misión y la gente por la que has sido enviado en misión. Una vez que el enfoque deja de ser en nosotros mismos, podemos dejar el miedo, o la lucha por adaptarnos por creer que no tenemos suficientes talentos.  Dios te ha dado todos los talentos que necesitas para esta misión. Si todavía crees que no estás listo, lee el capítulo 9 de Lucas y recuerda que los apóstoles eran unos simples pescadores que pensaron que no tenían el talento para predicar y sanar a los enfermos, y aún así lo hicieron. Y por último, piensa en Dios. Recuerda que “Dios no te dará nada que no puedas lograr”.

Los africanos aman el ritmo en sus palabras, en su música y en sus vidas. Hace unos días estaba triste por tu partida, sin embargo ahora me siento en paz pues Dios me ha dejado entrever tu vida en África. Y en el momento en que te vi entrar al ritmo de su baile, mi corazón se quedó en paz, espero que el tuyo también. Te vi bailar con tanta alegría que me sentí contento y me acordé de hablarte acerca de uno de tus mejores talentos.

Te vas de Indonesia con un tesoro de tu cultura que te ha preparado mejor de lo que mis palabras o las del Padre Sabu, o cualquier otro maestro o formador pudieran describir ―tu talento musical y de canto―. Este regalo es el que te ayudará a entrar en las vidas de aquellos con los que vas a vivir, trabajar y orar. Llevas un canto en tu corazón que es “la buena nueva” para aquellos que te conocerán. Si vives este canto, ellos escucharán las palabras de la Escritura que también llevas contigo. Llevas una canción dentro de tu ser que será el puente que conecte Indonesia con África ―las notas musicales tal vez sean diferentes en algún momento, pero siempre será la misma canción ―. Que cada canción sea de amor ―El amor del Padre―.

No sólo el amor del Padre por ti, sino por ellos también y por el mundo que él nos está pidiendo construir. Muchos nunca han visto este amor. Este canto dentro de ti les ayudará a ver este amor que nació de María. Sé un verdadero hijo del Inmaculado Corazón de María y permite que este amor nazca en ti. Este amor comenzará pequeño, así como el niño Jesús cuando nació, pero crecerá, así como tú crecerás en sabiduría, en edad y en gracia. Que siempre estés en oración cerca de nuestra Madre María, ella te llevará consigo al corazón de Jesús. Dejas a Hati María (el corazón de María) para que puedas vivir en Hati Yesus (el corazón de Jesús). Tal vez alguna vez quieras mirar estas palabras de nuevo para recordarte que tienes una misión ―has sido llamado a bailar los bailes africanos con una canción indonesia en tu corazón―.

Hermano, que las bendiciones y el amor a nuestra Madre y su Hijo te envuelvan hasta que nos volvamos a encontrar.

 
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