Se dice que somos polvo, que de ahí venimos. Dios creó al ser humano de la nada y nos hizo de carne y hueso. Es decir, que verdaderamente creó cuando nada existía.
Nos puede resultar inconcebible que Dios haya sido el creador de todo cuanto existe y de que nos creó de la nada. No sé por qué nos es tan difícil aceptar algo que aceptamos con tanta facilidad en otras materias. Y peor aún, puede que creamos menos cuando se nos dice que el mismo Jesús se hace presente en la Santa Eucaristía, donde se encuentra su Cuerpo y su Sangre. Es tan fácil si sabemos que Dios crea todo de la nada… ¿qué tan difícil puede ser para Él entrar en lo más pequeño, en la hostia consagrada?
Dios es vida y quiere que nosotros vivamos y se presenta en cada Misa para hacerse presente en nuestras vidas, aunque en ocasiones no queramos verlo o simplemente neguemos su presencia.
Imaginemos que llega un mensaje a nuestro facebook que dice que este fin de semana estará en la ciudad el artista de moda y estará en la casa ubicada en x y o dirección. Correríamos ese día, nos pondríamos nuestra mejor ropa y llegaríamos lo antes posible para estar presente y poder verlo y si podemos, hasta charlar con él. ¡Guao, sería genial!
Lo mismo pasa cada semana en la Misa. Dios está presente y podemos verlo y podemos charlar con Él y podemos formar parte de la Santa Comunión y aceptarlo en nuestras vidas y así poder gozar de una plena vida.
Pero la mayoría de las veces no lo aceptamos y hasta nos atrevemos a dormirnos en plena Misa. Sepamos que Dios se hace presente y está ahí esperando a que nos acerquemos a Él. Depende de nosotros el que lo hagamos o no. Simplemente sepamos que tal vez mañana no podamos hacerlo. ¿Por qué no hacerlo hoy?