En los primeros siglos del cristianismo hubo grandes persecuciones contra los cristianos que vivían en Roma. Una de las primeras mártires fue Lucía, una joven rica que prefirió perder sus ojos e incluso su vida a renunciar a su fe. Hoy día podríamos pensar que no existen esos casos y, sin embargo, aún se dan. En Pakistán, la joven Asia Bibi está condenada a morir en la horca, y ella afirma que prefiere morir cristiana a renunciar a su fe y vivir como musulmana. Muchos países musulmanes han pedido a la ONU que se acepte la condena…
¿Qué tan fuerte es tu fe? ¿A qué no podrías nunca renunciar? ¿Hay algo por lo que estarías dispuesto/a dar la vida?