A comienzos de 2009 el Padre Claretiano Richard Estrada recibió una llamada algo extraña de su amiga, la entonces Congresista Hilda Solís. “Su fe estaba siendo puesta a prueba,” recuerda Estrada. “Se sentía triste sobre algo horrible que se andaba diciendo sobre ella en aquel momento”.
Unas semanas antes, el Presidente electo Barack Obama había nominado a Solís como Secretaria de Trabajo, pero su confirmación corría peligro de descarrilar. “La política”, dice Estrada, “a menudo es trabajo sucio. Las cosas que pasan ahí te pueden derrumbar”.
Estrada llevó su petición de oraciones a su Misa comunitaria de día laboral en La Placita, la iglesia de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, en Los Ángeles. Con las oraciones y apoyo de los feligreses de La Placita—y muchos otros—Solís al fin fue confirmada en el cargo y desde febrero de 2009 ha estado sirviendo como secretaria de trabajo de Obama.
El que Solís haya sido llamada una de las secretarias de trabajo más favorable a los trabajadores no es por accidente. Hija de dos inmigrantes—padre de México y madre de Nicaragua—presenció de cerca las luchas de los trabajadores de bajos ingresos.
“Tuve una crianza muy humilde”, dijo Solís en una entrevista con la revista ¡Oye!. “Me educaron dos padres maravillosos que me enseñaron el significado de la dignidad, el amor y el respeto. Mi padre te dirá orgullosamente que fue trabajador, migrante y trabajador de ferrocarril; y siempre se puso de lado de lo que creía que era lo justo”.
Los padres de Solís también le inculcaron una fuerte fe católica. Su madre era muy piadosa y, cuando todavía estaba en México, su padre había estudiado para ser jesuita. Pero como la familia era tan pobre, se vio forzado a abandonar sus planes y empezar a trabajar para ganar dinero.
“A lo largo de mi carrera como funcionaria”, dice Solís, “me he vuelto a mi fe católica para sacar fuerzas para trabajar para hacer avanzar el respeto por la vida y la dignidad de todo ser humano. Creo que mi fe me proporciona los principios básicos de lo que trato de hacer a diario, lo cual incluye ayudar a los menos afortunados y desprotegidos, proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad, y asegurarme de que todos los americanos, sin importar su fe, puedan compartir las bendiciones de este país.
Solís dice que sus convicciones de fe también la han ayudado a perseverar. “Cuando sé en el fondo de mi corazón lo que es justo hacer, no tengo miedo de mantenerme firme, incluso si los demás no están de acuerdo”. Cita su lucha para aumentar el salario mínimo en California y su decidido liderazgo sobre una ley histórica de 1999 sobre justicia medio ambiental que ayudó a proteger contra las sustancias tóxicas la salud de las comunidades de bajos recursos.
Cuando le preguntan lo que le diría a las jóvenes latinas sobre su propio camino hasta convertirse en una de las políticas hispanas más importantes del país, Solís dice, “Yo les diría a los jóvenes, y especialmente a las chicas latinas, que no dejen que otros determinen su destino y que trabajen duro para conseguir sus metas personales”.
Añade que ella aprendió esta lección en secundaria cuando uno de los consejeros escolares le dijeron a ella y a su mamá “que no era material para la universidad. Dijo, ‘ quizá Hilda debería seguir los pasos de su hermana mayor y hacerse secretaria´. Sin embargo, yo no le permití que me desanimara”. La ironía de la historia es que hoy día Solís es secretaria, pero no del tipo que pensaba su equivocado consejero”.
Entrevista en ¡OYE! con la Secretaria de Trabajo, Hilda Solís
¿Cómo le motiva su fe católica en su trabajo en un nivel tan alto de gobierno?
A través de mi carrera como funcionaria, he acudido a mi fe católica para sacar fuerzas para trabajar por el respeto por la vida y la dignidad de todo ser humano. Creo que mi fe me proporciona los valores básicos de lo que trato de hacer diariamente, que incluye ayudar a los menos afortunados y privilegiados, proteger a los más débiles de nuestra sociedad, y asegurar que todos los americanos, sea cual sea su fe, puedan compartir las bendiciones de esta nación.
¿Qué tradiciones y experiencias católicas hispanas han formado y continúan formándola más?
Crecí como católica practicante, como lo hicieron mis padres en sus países de origen y aquí en Estados Unidos. Mi madre nació en Nicaragua y mi padre es de México. Mis padres me llevaban a misa todos los domingos, y asistí al catecismo y recibí la Confirmación. Las misas mayores del año, como las de Navidad y Pascua eran muy importantes para mi familia. Y por supuesto, recordar a los seres queridos el Día de los Muertos. En resumen, en nuestra casa practicamos las tradiciones católicas.
Además, mi padre estudió para ser jesuita en México, pero como su familia era tan pobre, se vio forzado a dejarlo y trabajar. Pero en mi niñez, nos enseñó a mí y a mis hermanos a ser disciplinados y a menudo hablaba en latín y compartía pasajes de los grandes filósofos, como Sócrates y Platón.
¿Cuál ha sido el logro político más satisfactorio en su carrera política y por qué?
El ayudar a mejorar las visas de la gente y particularmente de las comunidades con menos representación ha sido siempre muy importante para mí. Estoy firmemente convencida de que el gobierno, si se hace bien, puede hacer mucho para mejorar la calidad de vida de las personas.
Como funcionaria, he encontrado muchos desafíos, pero en momentos de tribulación y problemas siempre he encontrado consuelo en mi familia y mi fe. Lucho por llevar a la realidad mis valores a través de mis acciones.
Cuando sé en el fondo de mi corazón lo que está bien, no tengo miedo a mantenerme firme, aunque los demás no estén de acuerdo. Por ejemplo, cuando quería subir el salario mínimo de $4.25 a 5.75 en California en 1994, que estuvo muy cerca de ser aprobada, pero el gobernador la vetó al final. Pero no me di por vencida hasta que me aseguré de que la iniciativa estaba en la papeleta y luego se convirtió en ley en 1995.
No me di por vencida porque sabía en el fondo de mi corazón que la gente que vive trata de estirar el dinero hasta el día de pago se beneficiaría de la subida. Después de enterarme de que otros estados seguirían mis acciones, me alegré de haber seguido mi instinto y no rendirme.
Usted también lideró el esfuerzo para pasar la primera ley de protección del medio ambiente del país.
Como Senadora de California, autoricé una propuesta de ley que protegiera la salud de comunidades con baja representación contra las sustancias químicas tóxicas que estaban contaminando sus vecindarios. Las industrias más poderosas se opusieron y después de mucho trabajo, la ley se rechazó. Sin embargo, después de una ardua lucha, en 1999 por fin pasó como propuesta de ley del Senado 115.
La ley fue histórica porque fue la primera en su género para proteger la salud de comunidades desfavorecidas. Como resultado, fui la primera mujer en ser reconocida por mi trabajo de justicia medio ambiental. La Fundación de la Biblioteca John F. Kennedy me concedió el Profile in Courage Award.
De nuevo, mi corazón me decía que había que ayudar a los menos protegidos, incluso si la industria y otros políticos no estaban de acuerdo conmigo. Sentí que debía continuar luchando por la gente que podría haber perdido sus vidas debido a la contaminación letal que estaban respirando todos los días.
Y hoy día, como Secretaria de Trabajo con un equipo extraordinario de 16,000 funcionarios públicos, estamos trabajando duro para proporcionar trabajos buenos y seguros para todos.
¿Cómo elige los temas en los que se enfoca, tales como la justicia laboral, la justicia medioambiental, la inmigración, falta de vivienda o pobreza?
No hay secreto de por qué y cómo hago las cosas. La respuesta es sencilla: crecí en un ambiente muy sencillo y me criaron unos padres maravillosos que me enseñaron el significado de la dignidad, el amor y el respeto. Mi padre te dirá orgullosamente que fue trabajador, agricultor y trabajador del ferrocarril; y siempre estuvo de lado de lo que creía que era lo recto y justo.
¿Qué le diría usted a las jóvenes latinas que la ven como modelo, sobre su propio camino hasta llegar a ser una de las principales políticas de este país?
Le diría a los jóvenes, y especialmente a las latinas, que no permitan que otros decidan su destino y que trabajen duro para lograr sus metas personales. Yo aprendí esto cuando estaba en la secundaria y cuando hablaba con mi consejero escolar que nos dijo a mí y a mi mamá que no era apta para ir a la universidad.
Dijo, “Quizá Hilda debería seguir la carrera de su hermana y hacerse secretaria”. Sin embargo, yo no le permití que me desanimara. Algo más tarde conocí al señor Sánchez, otro consejero, que creyó en mí y me animó a ir a la universidad. Incluso nos ayudó a mis padres y a mí a llenar la solicitud.
Como consecuencia de ser la primera de mi familia en ir a la universidad, pude animar a mis hermanos menores a asistir también. Pero mirando hacia atrás, el consejero que me dijo que me hiciera secretaria casi tuvo razón, porque de hecho sí me hice secretaria, Secretaria de Trabajo de Estados Unidos.
Por Meinrad Scherer-Emunds.